jueves, 22 de marzo de 2007

Por qué no he entrado bien con los "Check-in on-line"

Esta semana he tenido viaje relámpago a Luxemburgo. Han sido 24 horas (algo más) y no ha sido por viaje de placer... pero vamos a lo que vamos...

El viaje lo hacía con KLM vía Amsterdam, y lo compré on-line en la propia página de la aerolínea, utilizando mi tarjeta de viajero frecuente. Esto les dio pie a enviarme un mail en tiempo para que gestionara mi tarjeta de embarque on-line.

Normalmente ni lo hubiera considerado, pero tras mi último viaje a España, que llegando dos horas y cinco minutos antes del vuelo al mostrador de facturación me encontré que me daban el último asiento, me lo pensé. Lo de que era el último asiento por asignar lo se porque le debí caer bien a la chica del mostrador, y comentó que había tenido suerte porque el vuelo tenía overbooking. ¡Huelga decir que flipé!.

Bueno, el caso, que como iba sin equipaje, decidí probar, y saqué la tarjeta de embarque por internet. Elegí asiento de pasillo en los dos casos (dos vuelos de ida, los de vuelta no dio opción) e imprimí las tarjetas de embarque.

Llegué al aeropuerto con algo menos de tiempo que lo que habría ido si hubiera sido un día normal, pero no había problema, porque ya tenía mi tarjeta de embarque. Al llegar al mostrador, la chica no hacía más que poner caras raras y teclear furiosamente su terminal. Me pilló de buenas, así que me armé de paciencia y pregunté si pasaba algo, sin respuesta convincente. El primer momento crítico llegó cuando cogió los datos de mis tarjetas de embarque, y salió de detrás del mostrador en busca de alguien...

Al volver, comentó que había habido un problema con mi proceso de check-in on-line, y que faltaba el código de seguridad... Bueno, el caso es que me sacó la tarjeta de embarque de toda la vida con mi asiento previamente elegido, pero me dijo que no podía darme la del último trayecto (Amsterdam - Luxemburgo), y que tenía que ir al mostrador de tránsitos del aeropuerto al llegar (menos mal que tenía tiempo).

Llegué bastante bien de tiempo a Amsterdam, y me dirigí sin escalas al famoso mostrador de tránsito. 186 numeritos de nada... para unos 10 mostradores. Fueron 1h 50' de espera, hasta que viendo que incluso podría perder el vuelo, hice gala de mi espíritu latino y me colé... No lo hubiera hecho si las circunstancias hubieran sido diferentes, pero había visto a personas que llegaban después y que se colaban, y en cuanto hubo un número que no se presentaba en el mostrador al ser llamado, me presenté yo como si lo tuviera. Coló y llegué a la puerta de embarque justo a la hora en que se suponía que había que embarcar (el aeropuerto de Amsterdam - Schiphol es muuuuuy grande) con mi flamante nueva tarjeta de embarque y... retrasado 15'.

Me acerqué al personal de tierra, y me explicaron que no había llegado el avión que debía llevarnos a Luxemburgo. Automáticamente pensé que ni de coña, si el avión no estaba todavía en Amsterdam, iba a llegar, vaciarse, limpiarse y estar en disposición de embarcar en 15'. Llamé por teléfono de cabina con tarjeta (mi móvil recibía mensajes pero no hacía ni recibía llamadas) a los amigos que iban a buscarme al aeropuerto (mil gracias, Fer y Bárbara), y avisé que iba a llegar más tarde, pero que -evidentemente- no sabía cuándo iba a llegar.

Sólo una botellita de agua, y mi previsión de bocata me salvaron la cena. Imagináos mi cara cuando vi que el avión era un... ¡¡fokker 50!!.

Llegué pasadas las 00.00h. y allí estaban esperándome, con el coche en el parking, bajo una capa de escarcha. Eran pasadas la 1.00h. cuando me acosté... sabiendo que a la mañana siguiente, sería no más allá de las 7 cuando iba a levantarme. Por cierto, el móvil en Luxemburgo ni siquiera recibía mensajes... sólo llamadas de emergencia.

El avión de vuelta (el mismo fokker 50) salió en hora del aeropuerto de Luxemburgo (bueno, con un cuarto de hora de retraso, que para los tiempos que corren puede decirse que salió en hora), y ahora si, conseguí que me dieran todas las tarjetas de embarque al salir, por lo que pude irme de compras en el duty-free del aeropuerto de Amsterdam.

¿Y aquí acaba todo? NO. A mi llegada, y estaba avisado gracias a una llamadita a María (gracias, María) desde el aeropuerto de Amsterdam (lo que dan de si dos horas y media de aeropuerto cuando no tienes que estar en el mostrador de tránsito...) había huelga de conductores de autobús, por lo que hubo que variar un poco la ruta para coger tren, cercanías y metro para llegar a casa.

Un "pequeño percance" después ya estaba en casa (más o menos a las 23h.), dispuesto a cenar y acostarme para seguir levantando la balanza comercial a la mañana siguiente.

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3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Quiero poner de manifiesto mi disconformidad con los billetes aereos de bajo coste.

Nadie ha advertido que para despegar hay qye dar pedales. Eso implica llegar el doble de cansado uno a casa. Y claro luego pasan los percances.............

Er josele

9:37 a. m.  
Blogger Ivan said...

Y luego la gente de queja de Iberia y la T4... pues anda que esto...

1:59 p. m.  
Blogger LuisJa said...

Josele, yo estoy de acuerdo con el bajo coste, no con los percances... Creo que son perfectamente disociables, pero ya sabes que yo siempre he sido especial... ¡¡hasta para esto!!

Y si, Iván, cada vez tengo más claro que no somos conscientes de lo que tenemos en España, y la de veces que nos quejamos por vicio...

12:25 a. m.  

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